Dario Delgado cobró un tiro libre al 57´y anotó con la complicidad de la barrera defensiva que cedió espacio, anotación que devolvió el festejo a los seguidores porteños quienes ya se habían dado casi por vencidos en los graderíos, y a sus compañeros que a la mayoría ya les flaqueaban las piernas.
La batucada volvió con más fuerza tras la la paridad y los jugadores locales se avalentonaron y se la creyeron.
Los heredianos cayeron en desconcentración en los últimos 15 minutos del cotejo, brindaron facilidades en defensa y pagaron caro por ello. Cayeron dos goles en contra, obras de Hanswell Ewers al 80´ y Luis Lara al 90´.
La derrota cayó como un balde de agua fría en el plantel y en los seguidores vestidos de rojiamarillo que visitaron el Lito Pérez, y en medio de ese golpe el equipo completo se juró morir el domingo en la cancha para saldar este duro marcador que se convirtió en una bofetada al trabajo que se ha realizado y a la esperanza que existe por alzar la Copa.
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